Melancolía
He decidido escribir nuevamente, puesto el peso de la vida misma me oprime el pecho con una fuerza que parece divina. Es un día más, como muchos otros, a excepción de la melancolía; mi vieja amiga. Oh! Amiga mía, siempre fiel. Bienvenida a tu casa, ya sea de noche o sea de día, por mucho que pasan los años, eres lo único constante en mi vida. Tu presencia es un vaivén en las olas de alta mar que surcan los agitados mares de la mente y el corazón, ambos desinteresados y vagos, ambos llenos de tristeza y desilusión. Mis ojos, la ventana del alma, no pueden ocultar que estás aquí. La mirada perdida y clavada en la nada, le advierten a otros de tu llegada, más no hay por que alarmarse, no... No existe alarma alguna dado que he encontrado un uso para ti, vieja amiga. Te he tomado y te he transformado, he aceptado tu existencia en mi ser. ¡Oh, melancolía! Si tan solo pudiese explicarle a los otros que eres poesía, eres arte, eres un motor que inspira. Si tan solo supiera enseñarles